lunes, 16 de agosto de 2010

Entre el realismo, lo abstracto y el hiperrealismo

El otro día, aprovechando las "vacaciones" en Madrid, fui a visitar el Museo de Arte Reina Sofía. La entrada me salió gratis, gracias a una invitación por ser mutualista. Soy, soy soy soy... soy soy soy...

Mi prioridad era ver de nuevo el Guernica, ya que la única y última vez fue en el Casón del Buen Retiro, aislado con cristales de alta seguridad. Ahora no está cubierto por nada, aunque si está bien protegido con sendas vigilantes que ladraban a cualquiera que se acercase a escasos metros. Las fotos debían realizarse desde un pequeño hueco, no entiendo muy bien el por qué, pero bueno, al menos pude capar esta instantánea.


En la sala de los alrededores había otros Picasos, Dalís, etc que hacían que valiese la pena estar allí unas horas.

Pero el motivo de este post no era hablar de esto, sino de una de las exposiciones temporales que había ese día. Trataba sobre el hiperrealismo y la verdad es que aún sigo intentado pensar si todo lo que allí ví es una vacilada, si soy demasiado viejo para comprender este nuevo arte o si hay algo que se me escapa de mi corta cultura.

Para empezar, en los pasillos del Museo, como bien puede apreciarse en la siguiente foto, me encontré con cientos de ruedas de desecho. Lo mismo que hace unos meses me encontré en un desgüace a las afueras de Madrid. Aún no he encontrado la diferencia entre el arte de esta foto y el arte de desgüaces La Torre.

En las siguientes salas de esta exposición temporal me encontré con infinidad de cosas incomprensibles para mí. Trapos tirados por los suelos, papeles estrujados, cartones pintados similares a los que hacen los niños, etc.

Pero al igual que el ejemplo de las ruedas, encontré en una de las salas, varias peceras de cristal llenas de bombillas, chapas y desperdicios varios. Esto me llamó mucho la atención, ya que en mi salón dispongo de algo similar, pero repleto de canicas. Este invento sirve de sujeción para un tablero de mi mesa de trabajo, que junto con unas luces y las canicas de colores, dan un color "diferente" a mi salón.

Entonces, mi reflexión es... soy un artista hiperrealista? por qué no se apreciar el hiperrealismo de otros? será que tengo un artista encerrado en una mente obtusa? Ser o no ser, esa es la cuestión.